Los líderes del G20 tienen que gravar la riqueza extrema

A los líderes de Estado del G20,

La acumulación de riqueza extrema por parte de los individuos más ricos del mundo se ha convertido en un desastre económico, ecológico y de derechos humanos, que amenaza la estabilidad política en países de todo el mundo. Estos altos niveles de desigualdad socavan la fortaleza de prácticamente todos nuestros sistemas globales y deben ser abordados de frente.

Décadas de reducción de impuestos para los más ricos, basadas en la falsa promesa de que la riqueza en la cima beneficiaría de alguna manera a todos, han contribuido al aumento de la desigualdad extrema. Nuestras decisiones políticas permiten que las personas ultrarricas continúen utilizando paraísos fiscales y disfruten de un trato preferencial, al punto de que en la mayoría de los países del mundo pagan tasas impositivas más bajas que las personas comunes.

Al mismo tiempo, el mundo rara vez ha necesitado que los más ricos paguen. Por primera vez en décadas, la pobreza extrema está aumentando y casi dos mil millones de personas viven en países donde la inflación ha superado el crecimiento salarial. Además, el tiempo se agota rápidamente para que los países realicen las inversiones ecológicas necesarias que se alineen con el límite de calentamiento de 1.5 grados establecido en el Acuerdo de París.

En todo el mundo, la gente está exigiendo un cambio. Las encuestas públicas en todos los países del G20 muestran un apoyo abrumador a la acción política para frenar la desigualdad y gravar la riqueza extrema. Una petición internacional actual sobre los impuestos al patrimonio tiene cientos de miles de firmas.

Como economistas, millonarios y representantes políticos, estamos de acuerdo: no podemos permitir que la riqueza extrema siga corroyendo nuestro futuro colectivo.

En 2021, el G20 y otros trabajaron juntos para asegurar que las corporaciones multinacionales paguen un nivel mínimo de impuestos. Ahora, el G20 debe acordar de manera colectiva aumentar los impuestos a los individuos más ricos, a través de una colaboración internacional verdaderamente inclusiva y ambiciosa para gravar la riqueza y detener la competencia y la evasión fiscal por parte de las personas más ricas. Nuestra ambición compartida debe ser hacer que nuestros sistemas internacionales y nacionales funcionen para todos, no solo para aquellos que tienen dinero y poder.

Con esto en mente, instamos a los Estados miembros del G20 a trabajar juntos para promulgar nuevos regímenes fiscales, a nivel nacional e internacional, que eliminen la capacidad de los ultrarricos de evadir el pago de sus obligaciones y establezcan nuevas normas que determinen una tributación más alta de la riqueza extrema.

Un acuerdo internacional sobre impuestos a la riqueza reduciría los niveles peligrosos de desigualdad y permitiría a los líderes recaudar fondos vitales para abordar los múltiples desafíos que enfrenta nuestro mundo.

Esto no será fácil, pero valdrá la pena, ya se ha realizado mucho trabajo. Existe una gran cantidad de propuestas de políticas sobre la imposición de la riqueza de algunos de los principales economistas del mundo. El público lo quiere. Nosotros lo queremos. Ahora, lo único que falta es la voluntad política para llevarlo a cabo. Es hora de que la encuentren ustedes. 

Atentamente,

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